
Si bien en este espacio “nada nos puede fallar” estando inmersos en una rutina, lo cierto es que por no salir de ella nos prohibimos el vivir nuevas experiencias y retos que nos permitirán crecer como personas.
En el niño se tiende a ser muy rutinario en su aprendizaje y en su vida cotidiana. Se levanta en la mañana, se asea, desayuna, al colegio, hace las actividades de clase, merienda, va al parque, vuelve al salón, nuevas actividades, va a casa, juega un su cuarto, y en la noche a dormir.
A largo plazo lo que el chico aprende es que esta forma de vida es normal y “la correcta”, por lo que se acostumbrará a no arriesgar.
Ahora bien, cómo podemos nosotros como padres y maestros ayudar a que nuestros hijos salgan de esa zona de confort: sencillo.
Desde jugar en la tierra, descubrir los millones de animalitos, plantas y texturas que en un jardín conviven, hasta un divertido paseo a un teatro de marionetas o a un cuenta cuentos, en cada nueva vivencia hay un aprendizaje.
Lo importante es romper la rutina, dar al niño la oportunidad de conocer nuevas cosas y a partir de esto, que él pueda realmente descubrir lo que le gusta y lo que no.
En el aula de clases es importante que nosotros los maestros y tutores llevemos esto también a la práctica. Bien sea a través de experimentos, manualidades, teatros, cuentos, juegos dirigidos en el parque, existen muchas alternativas para lograr que los chicos salgan de su zona de confort.
Sobre este tema existe un video que quiero compartir con todos ustedes sobre la zona de confort y el atrevernos a soñar. Espero lo disfruten.